lunes, 28 de marzo de 2011

42

Silvia baja del taxi en Scalabrini Ortiz y Córdoba. Al cruzar mira para arriba, es como si sus ojos hubieran decidido mirar un tercer piso de ese edificio. En el balcón un hombre sostiene una botella y una mujer sale con dos copas. Ella tiene un vestido rojo con volados, demasiado fresco para el día de hoy. Pronto volverá a entrar para ponerse un abrigo. Silvia los mira y piensa que jamás en su vida, nunca, descorchó un champagne. Eso le genera cierta incomodidad y varias dudas: "eso dice algo de mí? eso está mal? eso significa que viví poco? cómo se descorcha un champagne?". Mientras se pregunta este tipo de cosas, se da cuenta de que tenía que caminar para el otro lado. Suele caminar al pedo bastante seguido.

Al entrar a su casa, Silvia tiene hambre. Es un tipo de apetito que conoce bien, que consiste en creer que se comería tres platos de fideos pero luego solo ataca unas rodajas de pan con queso. Abre la heladera y asevera: "el queso untable cada vez me dura menos". Siente haber hecho algunos descubrimientos estériles y desconcertantes hoy: lo del champagne, ahora el queso... "estoy vieja? qué pasa?". Silvia está de mal humor. Y muy inquieta. Todo el día queriendo llegar a su casa, y ahora que está ahí...frente a todas sus cosas, un gesto de aburrimiento se agiganta en su rostro.

Hoy Silvia cumple 42 años. Hace tres que se separó, hace dos que se mudó. Cumple años y va a ir a comer una pizza individual a "La Confidente", que está a dos cuadras de su departamento. Una vez que está ahí sentada y el mozo se acerca para tomar el pedido, ella le cuenta con mucha vergüenza que es su cumpleaños. El mozo la conoce del barrio, prácticamente desde que se mudó. A los diez minutos, le trae la pizza. En el medio de la pizza, hay una velita encendida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento identificado por el tema que cumplo hoy.. espero que no tengas una imagen parecida a esta de mi! jajajaja
y a parte, me imaginé cumpliendo 42... gracias por agregarme 20 años eh!
besos!

El mozo de la pizzería dijo...

A esa pobre mina lo que le faltaba era desconche. El descorche la podía ayudar. Se ve que en los tres deseos que pensó mientras media vela se derretía sobre la zapi, uno o tres fueron que me tome un espumante con ella. Dicho y hecho, fuimos tirando comentario tras comentario durante la velada rebozante de moscato regalado, regalado a la cumpleañera. Estuvodivertida la cosa, terminado el turno me la llevé a brindar a su depertamento, vital jugar de visitante. Excelente noche, mejor para Lasilvi que para mi. Peor el final para ella también, que no me da para volver a verla por temor a congelarme. La única manera de hacer hielo es dejarlo largo rato en la frialdad de unas paredes solitarias, con una puerta capaz. Lasilvi vivió en el freezer y el témpano tiene el 90% bajo el agua. A mi su diez me sobró para no tener que comprarme el rompehielo.

veinte cargas dijo...

Me parece muy lindo el relato, sobre todo por ese don para hacer que la emoción entre como al descuido, como si no quisieras que se tomara en serio.