jueves, 11 de abril de 2013

mini Entrevista: Graciela Araujo


La actriz de Final de partida, de Samuel Beckett, que dirige Alfredo Alcón en la Sala Casacuberta conversó con Vía libre a pocos días de haber estrenado la obra.
FOTO ARNALDO PAMPILLON
EL REGRESO
En 2010 estuve en la Sala Casacuberta haciendo Estaba en mi casa y esperaba que llegara la lluvia, una hermosura de Jean-Luc Lagarce, con dirección de Stella Galazzi. Me gustaba muchísimo y estaba muy feliz, pero antes de terminar las funciones tuve que dejar (fue la primera vez en la vida que me bajé de una obra) porque tuve un problema grave que no paró por dos años. Tuve muchas internaciones. Me costó el aire dejar ese espectáculo. Entonces, Final de partida marca mi doble regreso: al teatro y a esa sala. Cuando Alfredo (Alcón) me llamó para formar parte del elenco, le agradecí y él me dijo: “No me agradezcas, yo te llamo porque quiero que estés”. Estoy muy contenta porque él es un gran director y esta es mi primera vez haciendo Beckett.

AFECTOS
La obra es profunda, bella, poética. Se trata de una pieza abierta de interpretaciones para cada espectador. Cuanto más se la lee, más se la puede comprender. Alfredo la ama y hace años que quiere hacerla. Joaquín (Furriel) también estaba muy interesado en trabajar en ella. En definitiva los cuatro –Roberto Castro también- la amamos y a la vez nos tenemos afecto el uno con el otro, algo que es potenciado poro la obra. Al ser actor, Alfredo es muy cuidadoso para hacer observaciones. Siempre las hace luego de elogiar algo. En el 80 hicimos juntos Hamlet, de William Shakespeare, y ganamos el premio Moliere. En esa puesta también fui la madre. En ese caso Gertrudis.

EL DESAFÍO
Pararse en el escenario encarnando a Nell y transmitir algo en cada función (que es distinta) es un desafío enorme siempre. Al principio, yo estaba tan sensible por las experiencias que venía atravesando a nivel personal, que leía una escena de amor y lloraba. Mi personaje (la madre) evoca cosas que vivió con su pareja, lo cual me resuena en muchos lugares internos, porque yo también soy melancólica.

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