martes, 1 de mayo de 2012

Entrevista a Patricio Ruiz, intérprete de Michel

Por Agustina Yacachury* para Villa Crespo Digital

Confiesa que suele volar con las palabras. Así, va de un tema a otro sin advertirlo, pero es tan simpático que se torna difícil interrumpirlo. Para él, el grabador es como “una cámara, o un personaje más”. Histriónico y elegante. Joven y decidido. Patricio Ruiz es un poco todo eso, y muchas otras cosas: actor y poeta, actualmente interpreta con brillantez a Michel, en un unipersonal dirigido por Mariela Castro Balboa y basado en el cuento homónimo de Marco Denevi que lleva el mismo nombre.

 Nace y se hace

 Patricio empezó a trabajar en obras desde muy chico, porque su madre era militante y conocía a mucha gente que se desenvolvía en espacios teatrales. Su hermana mayor (reconocida por él como una gran actriz) lo llevaba a ver sus ensayos, y allí fue que un día necesitaron a un niño y él se sumó a un elenco. Luego, encontró la Escuela Estética de Azul (provincia de Buenos Aires, de donde es oriundo) y terminó por saber que actuar era su vocación. Más tarde, se formaría con Pompeyo Audivert, Mirta Bogdasarian y Ricardo Bartís en el Sportivo Teatral, donde conoció a Mariela y –más tarde- empezaron a pensarse como actor- directora y dramaturga en algún proyecto, que ahora es nada más y nada menos que Michel.

El acto creativo

 Se divierte imaginando a un chino haciendo de Michel: “Tal vez alguien en el mundo está haciendo lo mismo que yo de otra manera, me gusta pensar eso. Me resulta estresante buscar ser original, eso se aleja del lugar de hacedor”. “Actuar y escribir son para mí necesidades que tienen más que ver con la sexualidad que con el hambre, pues las concibo como una idea que nace y no debe ser impulsiva, (porque corre el riesgo de volverse automática) sino que requiere un proceso. De lo contrario, sería como ir desperdigando hijos sin hacerse cargo. Estamos en una etapa un poco “punk” –en el sentido de arbitraria- del arte”. “Creo que el arte debe utilizar una cierta falsedad para poder hablar de algo social, histórico o político, pero que además debe ser un acto estético/bello en cuanto a las pequeñas cosas que lo construyen e implican una toma de decisiones para nada inocentes como romper un plano, la manera de enunciar un susurro o buscar la luz o la sombra. Un cuerpo despierto, una mano, son capaces de generar una opinión”.

¿Verdad teatral o verosimilitud?

“No son muchas las cosas de las que habla el teatro: amor, sexualidad, identidad, el poder, lo filial, ¿Qué más? El teatro es una realidad mentirosa, que nos habla de ésta pero que nos aliviana porque puede embellecer y contar de un modo poético, generando preguntas sobre la realidad. Opino que es un error hablar en teatro de “verdad”, en lugar de “verosimilitud”. De eso se desprende que hay que poner atención en no querer generar cierto grado de verdad en algo que –desde el vamos- es falso. Por eso, el quiebre de estados lo atravieso de un modo técnico, con una composición formal y con imágenes, pero no con imágenes de la realidad auto-referencial, porque eso atenta contra las posibilidades y la estabilidad emocional del actor”.

Disciplinas cruzadas

Reflexionando sobre la actuación, Patricio considera que antes se trataba de un campo específico a proteger, debido a “la rigurosidad con que nacen las cosas”, pero que hoy ha llegado a fusionarse con la música, la plástica o el cine, generando nuevos discursos. Esto es claro en Michel, quien toma “la inmortalidad del cine” para volverse otro. Al comenzar el proyecto, de hecho, Patricio pensó en trabajar sobre un guión de cine, pero luego prefirió encarnar el personaje de Michel en una obra que pudiera revivir –como una película cada vez que se la pone- como si a su vez, el recuerdo de Michel reviviera cada vez que la gente entra al teatro y la función comienza.

Hacer teatro en Argentina

“Debemos buscar otros espacios para actuar los proyectos propios, que muchas veces cobrarán un vuelo inesperado; una gran obra puede nacer de un papel crêpe, porque cuanto más cuesta algo, puede haber mayor pasión en hacerlo”. Patricio pone de ejemplo a “muchas de las tesis que presentan los alumnos del IUNA, como “El cadáver de un recuerdo enterrado vivo” o “Manipulaciones”. Sin embargo, aclara: “El reconocimiento proviene de un par o del público, pero en términos económicos no estamos bien pagos, y eso debe cambiar”. “Uno va al teatro y no espera llevarse un suovenir, sino la pasión del actor allí puesta”.

De cómo opera la actualidad en Michel

 Michel involucra una temática relativa a la diversidad que esta latente hoy en día. El matrimonio igualitario es un gran avance, pero no lo es todo. Hoy, en Chaco, Formosa, o en el conurbano bonaerense, ser puto es todo un tema. ¿Que no es como hace 50 años?, Es verdad, pero creer que todo está resuelto porque quienes acceden a casarse puedan lograrlo es ingenuo. Hace menos de dos años mataron a piedrazos a una travesti en La Plata, y no murió con su nombre elegido, sino con el que le figuraba en el documento. Muchos medios todavía siguen estigmatizando y haciendo del puto una caricatura. Falta trabajo para lograr la real flexibilidad. Todavía corremos el riesgo de morirnos en ese lago estancado de la tolerancia, y yo no creo en la tolerancia, porque significa que algo sigue molestando. Por eso, hablo de flexibilidad, esa sería la idea más cercana a mi concepción de diversidad.
La identidad en Michel

La identidad es, en la obra, un cuestionamiento abierto. Michel (que antes de ser Michel es Gonzalo) crea un alter-ego para el afuera, “un camuflaje para no ser visto por otros y para él mismo, para que todo lo que lo toque no lo toque a él, sino a ese otro que él fabricó”. En este cuadro dentro de cuadro, Michel pone distancia con su vestimenta de mozo y “se prostituye para encontrar el amor que no tuvo desde lo paternal; Su fantasía es llamar ´papá´, y lo erótico nace desde ese desorden, desde el que se victimiza y se pervierte”. Patricio entiende que los deseos del personaje están puestos en el afuera, y no manifestados como anhelos propios, y a la vez se interroga acerca de los límites que esto genera: “¿Hasta dónde llegará Gonzalo, y cuándo empezaría a ser Michel? Acerca de ser en relación con el otro, Patricio se pregunta para no volverse un ser automático: “¿Quién es uno debajo o después de todo?; ¿Quién me crea?; ¿Qué hay de Michel en mí?; ¿Cuánto de Ruiz queda en mí?” Hacerse estos cuestionamientos a diario es lo que le gusta de Michel. Se compara y diferencia del personaje: “Michel está atormentado porque no puede estar solo en términos del amor; Patricio, en cambio, es un ser solitario y lo disfruta”. Cita un texto de Copi que dice: “…cuando cae el telón, antes de llegar al camarín, hay un instante donde uno no es nadie”. Patricio explica que en ese momento, deja todas sus identidades fabricadas y vuelve a ser él mismo. “Aún en el rol de otro, uno nunca deja de ser uno”, concluye.

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