jueves, 7 de junio de 2012

Entrevista a Martín Slipak para VÍA LIBRE



“¿Qué del texto de Sallinger me resuena a mí? En algún lugar, todo”

Martín Slipak (24) es actor de cine, teatro y televisión. Actualmente, forma parte del elenco deSallinger, de Bernard-Marie Koltès, con traducción de Violeta Weinschelbaum y dirección de Paul Desveaux, que se estrenó el pasado 13 de mayo en la Sala Casacuberta.

PRIMERA APROXIMACIÓN
Me enteré de este proyecto hace muchos meses. Estaba en pleno proceso de ensayo de otra obra de teatro, cuando me llamó María Laura Berch para que a la mañana siguiente hiciéramos una lectura de la obra, (porque los franceses se iban en dos días), para ver si me incorporaba al elenco. Se veía tentador. Llegué a una casa en San Telmo, me sirvieron un té y empezamos a leer durante dos horas. Estaba Paul (Desveaux) -con quien tuvimos un intercambio acerca de ciertas miradas sobre el teatro-, Celine Bodis y la cámara. Yo leí contento. Luego, me llamaron para arrancar con la obra, que se estrenaría en siete u ocho meses, y fue placentero porque quería decir que lo de la mañana anterior había estado bueno como yo había sentido.

EL EQUIPO DE TRABAJO
A algunos los conocía de otros trabajos. A Francisco (Lumerman) no, y me parece hermoso lo que está haciendo en la obra. Con la incorporación de Diego (Starosta), que vino a reemplazar a Javier Lorenzo, estamos en un intenso proceso de reconfiguración del personaje. El Colo es el que entra en un mayor grado de subjetividad respecto de los otros, porque se habla de él todo el tiempo. Es un luto.

LO QUE SE DICE Y LO QUE SUCEDE
La obra se ubica en dos columnas de lo concreto: el texto – lo que se dice- , por un lado, y lo que sucede con el compañero en el espacio, es decir, el escenario, por el otro. La cuestión es estar ahí en ese instante con las palabras que uno está diciendo. Hay obras que cuando uno las lee se puede imaginar algo de cómo podría empezar a pararse ese texto, a tomar forma, pero Sallinger era un misterio absoluto, compuesto por palabras desde las que -muy acertadamente- se empezó a construir la escena. Es un texto que lleva a ser y a hacer; que me hace viajar por la obra. Me genera una gran emoción. ¿Qué del texto me resuena a mí? En algún lugar, todo. La temática es universal, es decir, va más allá de la muerte de un ser querido. Las relaciones, la soledad, el deseo, lo que puede hacerse y lo que no, el delgado límite con la locura…cosas que el ser humano vive todos los días.

PÚBLICO, ACTOR, PERSONAJE
El público está involucrado. No es una presentación a público, sino una actuación a público. La escena involucra al público sin que el actor deje de estar en ella. El actor queda al descubierto. Se corre la pregunta “¿Qué le sucede al personaje?”, por “¿Qué le sucede al actor?”  Eso será en cada ensayo o función algo distinto. En una oportunidad, le pregunté a Paul qué ocurriría si un día alguien no está inspirado: “Estate en el texto, no pierdas el ritmo, respirá. Estáte en el escenario, allí siempre va a pasar algo, van a suceder cosas diferentes en todas las funciones”, respondió. Él busca no poner al actor en un lugar cómodo, eso es interesante porque  no vamos hacia ningún lugar seguro y todo está vivo.
En primer lugar, soy yo en el escenario diciendo esas palabras según cómo me resuenen cada día. Luego, aparecen cosas impredecibles que tienen que ver con la construcción del personaje, pero que no se plantearon previamente, sino que aparecen a partir del proceso de trabajo.

QUERER COMPRENDER
A diferencia de otros personajes de la obra, mi personaje, Leslie, tiene una extraña curiosidad por el ser humano. Él se proclama a sí mismo actor. El actor es actor porque hay algo del ser y estar de los seres humanos que le genera curiosidad. En primera instancia, uno se convierte en observador, y luego, representa. Leslie tiene esa curiosidad, y es lo que lo lleva a querer saber porqué su hermano se mató. Dentro de todo eso, él no sabe en dónde está, dónde ubicarse, y es eso lo que va buscando. Necesita relacionarse visceralmente con otros, y entender al hermano. Por eso, el Colo se le aparece a él y no a los otros.

SLIPAK X4

El talento: Lo que tiene que ser genuino es la inquietud, luego hay mucho que se puede aprender y mejorar. Creo mucho en el cambio.
Verme actuar: En principio, me genera incomodidad. A veces, cuando siento que veo un acierto, me genera mucha felicidad, pero son las menos.
Mis grandes maestros de las tablas: Nora Moseinco, cuando era muy chico, y  Manuel Iedvabni, que me dirigió en La bestia en la luna (de Richard Kalinoski), mi primer contacto con el teatro.
Algo para seguir trabajando: La voz. Y que, como tantos actores, muevo mucho las manos.

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